Esclava de las palabras que escribo,
de las que no pronuncio,
de las que callo y omito.
Cautiva de la voz y del silencio;
de los pozos hondos donde caigo
sin la luz que indique la salida, el
camino.
La palabra me orienta,
me dirige, me depura y me invita
me regala alas, con las que emprendo
el vuelo.
Subo la cuesta hacia la cima,
porque, aún sin pies…
la palabra me empuja hacia arriba.
Vivo cautiva y enamorada,
de las letras que escribo,
de las que leo y te brindo.
Pues la palabra es mi arma,
mi emblema y mi vida.
Reme Gras.
Derechos reservados.