El deseo
contenido,
en una
mirada apasionada,
un fuego que
no quema
sólo, brillan
sus brasas.
Unos dedos
que se deslizan,
temblorosos
por la piel soñada,
suben
despacio, memorizando pliegues,
bordeando
manantiales de lava.
Unas manos insaciables,
una boca que
ni se colma, ni se sacia,
piden más
los ojos,
quiere más
el alma.
Cuando dos
cuerpos se desean
no hay
fuerza en la tierra…
que
separarlos haya.
Reme Gras.
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