El amanecer, con aroma a café,
y tu somnolencia,
buscando la rosa que te entrego,
con el desayuno y los buenos días.
Mi deslizar en caída libre,
por esa escalera de caracol
que es la vida, con la que tropiezo
siempre que no estás.
Es poesía…
tu risa, sonando en mis oídos,
ese tierno mensaje,
encadenado en melodía interminable.
La noche es poesía…
con aromas de jazmines,
enmarcando los paseos nocturnos,
entre los sueños y las sabanas.
Todo es poesía…
el sonido del mar envuelto en sal,
la sombra de las palmeras
columpiadas por el viento.
Todo, todo, tiene sabor a poesía,
porque el verso, eres tú.
Reme Gras.
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