Entre el hoy y el ayer

Existe un punto sin retorno, un lugar sin definir, donde se establecen las bases del futuro, un punto donde se establecen los cimientos de los que partirán las consecuencias futuras.
Es un fino hilo que ata en la distancia el ayer y el hoy, tan trasparente que nadie repara en su existencia, pero que condiciona todo lo que vivimos.
En el espacio “tiempo” se desencadena una serie de circunstancias que van atrapando nuestro libre albedrío en nuestras decisiones diarias.
Se vive el hoy, sin reparar en lo trascendente de cada minuto trascurrido, hay un tic-tac de reloj sonando en aparente intrascendencia, y va dejando claro que ese minuto se desliza entre nosotros sin dejar huella, pero invariablemente va dejando un poso que eleva la distancia entre lo sucedido y lo que esta por acaecer.
Hoy miro hacia mi ayer con minuciosas terquedad, por que deseo entrever que me condiciona, que sucesos me hicieron caminar por aquel sendero, que circunstancia me llevo a mi actual yo, y me pierdo por la senda de la memoria dormida, laberinto de interminables momentos decisivos, que en su momento me parecieron sin trascendencia...
Entre mi ayer y mi hoy siguen existiendo miles de conexiones inconcretas, sentimientos encontrados de culpa, emociones, incoherencias, momento fríos, helados de sentidos, y en contra posición, momentos vibrantes de fuertes emociones que bajo su influjo desequilibran todo mi universo
Por que al final, todo se reduce a vivir tu vida sumida en un pequeño universo donde brille el equilibrio... un sitio luminoso, lleno de paz, donde se discrepe de lo establecido, pero también un lugar de discernimiento, de sentimientos fraternos, donde la base de todo sea conseguir el respeto deseado, para uno mismo y para los que conviven en ese universo.
Mientras transcurren los minutos, miro el fino hilo que me ata al pasado, siempre pensando en el futuro.

Reme Gras.