De cómo entiendo la vida…
y como debería entenderla,
puntos equidistantes y lejanos.
Solo sé… que no sé nada,
que los años no me enseñaron,
que vivo desaprendiendo,
que no valió la experiencia.
Que las piedras en las que tropiezo…
se eternizan y enquistan.
Es la melodía interminable,
el no entender nada…
ni saber de nada.
No domino mis impulsos,
ni freno mis sentires,
derrapo
cuesta arriba,
y freno cuesta abajo.
No existe la sensatez, ni la razón,
tan solo el impulso acelerado.
La combustión incompresible…
ante una cálida mirada,
una palabra dulce.
Y la miseria absoluta,
ante la indiferencia silenciosa.
No hay mitades, ni medidas…
solo pesar y dolor.
El éxtasis, y el duelo…
la muerte o la gloria,
sin haber aprendido nada.
Reme Gras.
Derechos reservados.
Muy bueno, amiga. De mucho gusto.
ResponderEliminarAbrazos
Muchas gracias por tu visita José... Me alegra que te agrade mi trabajo.
ResponderEliminarBesos...
Reme.
Ciertamente, a veces, aunque resulte paradójico, la experiencia no nos hace saber más de la vida, porque en el fondo ésta es un misterio incomprensible.
ResponderEliminarMuy bellos y profundos tus versos, Siloé.
Comparto con mucho gusto tu poema en mi G+.
Besos y feliz semana.
Gracias por tu visita a mis letras Dalianegra...
ResponderEliminarUn abrazo, feliz semana para ti tambien.
Reme.
Un toque de existencialismo que se desnuda en cada palabra. Un placer visitarte.
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