Aunque el viento me
zarandee,
y sople fuerte sobre
mí.
aunque me empape la
lluvia,
calando hasta mis
huesos.
Aunque el sol me queme,
sin que levante mis
llagas.
aunque mi carne se
aje y avengente,
sumando el paso de
tiempo,
no me erosiono o
rompo.
Soy semilla que
germinó
encarnada en vientre
ajeno,
que creció sin mimos,
ni cuidados,
sin la exquisitez de
las caricias.
Soy la carne que se
humilla y escarnece…
frente a la fría
indiferencia,
ante el olvido infame
de sus raíces.
No me romperé,
la erosión no me
borrara de la tierra,
seré yo hasta el
último segundo de aliento,
seré yo…
! Jamás seré
una roca ¡
Reme Gras.
Derechos reservados.
No te rompas nunca amiga por malos que sean los tiempos y sigue siendo tú, no una roca. Bellísimo poema Reme. Besos miles.
ResponderEliminarGracias Marina... un abrazo junto a mi gratitud.
ResponderEliminarReme.
Hermosas letras llenas de fortaleza que dejó vertir tu tinta.
ResponderEliminarMi enhorabuena por esa rotundidad.
Mi enhorabuena por hacer tu sentir nuestro.
Abrazos.
Muy amable Dunia, gracias por dejar tu huella en mis letras...
ResponderEliminarUn abrazo.
Reme.
Fuerte y con coraje a la vez que escrito con delicada sensibilidad.
ResponderEliminarBesos muchos
TRamos
TRamos... gracias por tu visita y esa huella que dejas.
ResponderEliminarMi abrazo.
Un beso.
Reme.