Envuelto en transparente papel,
entre algodones…
lo guardo y precinto,
primorosamente empaquetado.
Lo preservo del aire de la
indiferencia,
de la frialdad y del miedo.
Ya tiene demasiadas heridas,
demasiados años…
cuantiosas decepciones,
ya no quiere latir o emocionarse.
Culmino su ciclo vital,
a pesar de seguir vivo,
desea descansar…
dormitar en otoño.
Esperando invernar y dejar de sentir,
la continúa decepción…
que le regala la vida.
Reme Gras.
Derechos reservados.
Amiga, por muchas dificultades que nos traiga la vida merece ser vivida porque está la parte buena por la que el corazón debe seguir latiendo. Muchos besos Reme!!!
ResponderEliminarSiempre hay un roto para coser un descosido.
ResponderEliminarQue el otoño mime ese corazón desgastado en latidos.
Que no duela más.
Besos, Reme.
No duele... acaba el dolor con la ultima letra del poema... un abrazo Yayone.
ResponderEliminarReme.
Así es Marina... la vida es muy bella, pero tiene sus días grises.
ResponderEliminarUn besito.
Reme.
Precioso poema, querida Reme, una manera bella de hilvanar el desencanto y la frustración que como humanos con frecuencia nos acontece...
ResponderEliminarUn abrazo, amiga.
Gracias por tu huella Servilio... una intenta quitar dramatismo a las penas...
ResponderEliminarMi gratitud y mi abrazo.
Reme.
El poema discursa y dice con buen gusto, amiga. muy bueno.
ResponderEliminarAbrazos
Gracias José... siempre tan amable conmigo y mi trabajo, un placer tu visita.
ResponderEliminarReme.