Las horas
que el tiempo evapora
que se
consumen sin descanso,
en un
devenir de segundos,
que devastan
el campo de la vida.
Se agotan
los espacios,
y se alzan
barreras que desconocía,
y la sal de
mis ojos se activa,
como si al
desalar, la ceguera se curara,
de su propia
enfermedad.
Esa
oscuridad, que gusta de florecer
cuando mi
día alborea,
helando los
rosales de mi jardín
quemando los
pétalos de mis rosas.
El
sentimiento ciega…
abre heridas
allá,
dónde, ni sabias que el dolor existía.
Y el tiempo
perdido cultivando rosas,
acredita que
será el compuesto,
que abonara el suelo, donde yacerá
el recuerdo
de tu culpa.
Reme Gras.
Derechos reservados.
Me resulta un poema logrado con muy buen gusto, amiga. Buenas imágenes.
ResponderEliminarAbrazos
Muchas gracias José... un placer tu visita a mis letras.
ResponderEliminarUn beso.
Reme.
Precioso poema Reme, el tiempo y las horas a todos nos preocupan
ResponderEliminarGracias Jesús... tu visita me llena de alegría.
ResponderEliminarUn beso.
Reme.
El tiempo...el implacable verdugo de nuestros actos.
ResponderEliminarComo siempre deleité escucharte, amigaza.
Abrazotes
Muchas gracias Beto... y yo feliz de que me visites.
ResponderEliminarReme.