Clama la voz de la tierra,
desde lo más profundo del suelo,
allá donde yacen los huesos
de los que murieron por ella.
Dieron testimonio de que hacer,
de lo que no hacer, por ella
crujen las piedras del inframundo,
y el barquero se
apresura
aprestándose a la llamada.
Es un clamor de siglos,
para unos oídos ensordecidos,
emborrachados de proclamas,
sucios y embriagados de poder.
Romperá la tierra su pacto,
estallara en mil pedazos la ley
y cuando no quede nada,
esa nada, ya no podrá pararlo.
No llores por lo que no defiendes,
por aquello que tú has propiciado,
eres, la causa directa…
del clamor.
Reme Gras.
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