Cruel como el marchitar de una flor,
persistente y repetitivo
incrustado en los genes humanos,
apostillando nuestra sensible condición.
Nos aferramos a la creencia de lo auténtico,
brotando cómo un manantial de agua fría
mojando el alma dormida,
sacudiendo los pilares donde se asienta la vida.
Somos arcilla modelada,
barro sucio, colmado de brozas,
amalgama de agua, tierra y astillas
nos ahogamos en el pantano que creamos.
Sin pensar en el mañana,
para brillar un minuto, en el oscuro cielo
aumentando el desencanto,
con nuestro inacabable destello fatuo.
Reme Gras.
Derechos Reservados.
Lograste conmoverme, y ello ya es un logro.
ResponderEliminarPrivilegio escucharte, como siempre.
Gracias por este regalo.
Cariños en ramilletes van en camino...
Se me da muy bien logrado, amiga. Es todo un gusto escucharlo en tu voz.
ResponderEliminarAbrazos
Muchismas Gracias Beto... y tu me has conmovido a mi con tu comentario, ya te envíe parte de nuestro proyecto.
ResponderEliminarMi abrazo.
Reme.
Muchas gracias Jose Valle, siempre tan generoso con mi trabajo.
ResponderEliminarBienvenido siempre.
Reme.
La belleza de lo triste... Conmovedor. Me ha encantado, Reme.
ResponderEliminarGracias por tu apreciada huella en mi trabajo Francisco.
ResponderEliminarUn saludo afectuoso.
Reme.
Me gusto. Fue placentero leer tus letras.
ResponderEliminarMuchas gracias por tú visita Deborah...
ResponderEliminarUn saludo afectuoso.
Reme.