Deja que estalle mi llanto…
que mi cuerpo se duela.
Deja que la pena aflore…
que el frío de mi cuerpo escape.
Me sacudo en sollozo…
y encuentro la calma.
Asisto al funeral de mis horas felices…
y mi duelo es preciso,
como necesaria es la pena.
Lagrimas que laven mi rostro…
que eliminen el sabor del adiós.
Las flores que nacieron,
mueren al atardecer del día.
Es necesaria la noche del alma…
para que resplandezca el amanecer.
Deja que llore…
que viva mi duelo,
para que renazca mi vida.
Reme Gras.