El silencio...
frente a la llamada,
el olvido,
ante la presencia
constante.
La tristeza...
escondida, detrás de
la alegría aparente,
el pesar, tapado con
una sonrisa,
que ahogas con
palabras dulces.
Es el arte de
sobrevivir,
entre dos líneas
paralelas,
de dos realidades que
conviven,
en una misma persona.
Porque aprendes a
prescindir de algo,
cuando la precariedad
te abruma,
creciendo por
dentro...
menguando por fuera.
Reme Gras.
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