Eso que creemos
sentir…
que cambia nuestra
química
rompe el esquema
mental,
y arrastra azúcar a
los ojos.
El querer, querer…
nubla nuestro
sentido,
nos vuelve torpes,
inútiles,
ciegos a lo evidente.
Ambiciosos de
sentires,
precisados de cubrir nuestra
piel
con el abrazo del ser
amado,
aunque nos destruya
el mismo abrazo.
Y agonizar en cada
deseo,
zaherir fustigando la carne con fuerza,
como si al desgarrar
la piel ahogaras el deseo.
Y no se calma el
ansia…
porque es un
espejismo
algo que se burla de
la carencia,
que destruye el
corazón y la mente.
Y solo quedan las
cenizas…
del orgullo y la
carne chamuscada.
Reme Gras.
Derechos reservados.