La nada…
de la cual
disfruto a manos llenas.
En aquello que
llena mis días,
el espacio de mi
mente,
el hueco de mis
manos.
La nada…
que inunda los
cuencos de mis ojos,
porque lagrimas
no tienen.
Esa nada que me
envuelve…
a la que me
acostumbre,
que se funde en
mí,
y ya no es
dualidad.
La nada…
que antes dolía,
ahora es
compañía.
Ya no duele, ni
apura…
es amiga y
cómplice,
porque no
defrauda,
nunca falla, ni
te olvida.
La nada…
es ya, parte de
mí,
mi mejor amiga.
Reme Gras.
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