Aunque el viento me
zarandee,
y sople fuerte sobre
mí.
aunque me empape la
lluvia,
calando hasta mis
huesos.
Aunque el sol me queme,
sin que levante mis
llagas.
aunque mi carne se
aje y avengente,
sumando el paso de
tiempo,
no me erosiono o
rompo.
Soy semilla que
germinó
encarnada en vientre
ajeno,
que creció sin mimos,
ni cuidados,
sin la exquisitez de
las caricias.
Soy la carne que se
humilla y escarnece…
frente a la fría
indiferencia,
ante el olvido infame
de sus raíces.
No me romperé,
la erosión no me
borrara de la tierra,
seré yo hasta el
último segundo de aliento,
seré yo…
! Jamás seré
una roca ¡
Reme Gras.
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