lunes, marzo 02, 2009

Tras el cristal



La lluvia cae intensa, sin pausa, llueve como hacia meses no lo hacia, y tras los cristales, contemplo como la humedad lo envuelve todo... me cobijo en el chal, tengo frío, un frío intenso, de ese que no quita la ropa, ese frío que se cuela en tu alma, para recordarte que estas sola, que siempre lo estarás, y la mirada se marcha para la ventana, donde la lluvia te recuerda que si bien estas a resguardo, y no te mojas, en la vida nada te puede resguardar de la pena, el desengaño, la soledad.
Y la mente vaga buscando refugio, un lugar donde sentirse al abrigo de pesares, convertirte en una figura de porcelana dentro de una campana de cristal, desde donde poder contemplarlo todo, pero al abrigo de vientos helados, de desaires, de penas... un lugar protegido donde esperar el ultimo día sin dolor, sin penas.
Esa fina lluvia que cae con insistencia te recuerda que vivir en sociedad es recibir la lluvia de los demás... hoy quizá una alegría, algo que alguien te vino a contar, algo que te hizo pensar en lo bueno de la vida, pero también la otra cara, esa que te toca más a menudo, la del desaire, la del descontento, por mucho que te esfuerces, nunca encuentras esa palabra de animo, de aliento.
Por eso en días así me refugio en mi campana de cristal, con miedo a salir, con pena por estar, y desearía esconderme en él ultimo rincón del planeta, y respirar bajito, para que nadie me sintiera latir.
No quiero sentir nada... no quiero ver... no escuchar... tan solo contemplar la lluvia como cae despacio en su inevitable fin... chocar contra el suelo...
Reme G.

1 comentario:

  1. Son momentos recónditos de la poetisa. Si la campana es de cristale, señal que quieres ver el exterior. Al espacio que te diriges con tus poemas y prosas poéticas.
    Sal y observa, ve todo, déjate sentirlo y admíralo con las mismas palabras que usaron otras poetisas.
    Un beso.
    Goriot.

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